Bayardo Quinto Núñez
Se corrió la
noticia que el escritor del pueblo había fallecido. La gente comentaba en los
barrios, cuál había sido la causa de la muerte, y nadie se podía contestar. Y
cuando desapareció el atardecer, aproximadamente a las siete de la noche, un
grupo de amigos del escritor fue a su casa para darle las condolencias a su
anciana madre y cuando estuvieron con ella le preguntaron.
—¿Cuál fue
la causa de la muerte de su hijo?
—Fue que
inesperadamente recibió el silencio del tiempo porque sus obras todavía no han
sido publicadas. Es cierto que está muerto pero no sepultado, replicó la
anciana madre. En ese momento con un andar pausado desde sus aposentos apareció
el escritor y los saludó muy afectivamente.
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