Bayardo Quinto Núñez
Fue una
tarde repleta de sol, y en una esquina de la ciudad donde el tránsito vehicular
se encontraba apacible comentaban Octavio y Guadalupe.
—Qué
barbaridad como está la situación económica, ni siquiera tengo para tomarme una
bolsa de agua de un córdoba, le expresó Octavio a su amigo Guadalupe.
— Entonces
soy millonario porque poseo dos córdobas, contestó Guadalupe.
En ese
momento pasaba una señora humilde y vio a Octavio y a Guadalupe expresándoles:
“Bueno, significa que soy multimillonaria porque tengo diez córdobas”. Todos se
vieron de vista a vista. En ese momento el sol comenzaba a ocultarse y
espontáneamente se lanzaron una muy buena y sabrosa carcajada.
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