Por Marta Cecilia Ruiz
Adoro a Nat King Cole cuando canta Unforgettable, como antes cuando el mundo no tenía fin y los días duraban un año. Entonces, en toda la casa se oía su voz saliendo de la consola café de patas torneadas, y una escuchaba aquél hombre y daban ganas de enamorarse. Recuerdo la vez que me llevaron el disco: fue para mi cumpleaños, me tomé una foto sosteniéndolo vestida con un traje celeste de organza y zapatos forrados con la misma tela, en los tiempos en que uno de verdad escogía sus zapatos. Yo los daba a hacer donde Chico Pineda. En esos días la casa estaba llena de pretendientes. Recuerdo a uno que siempre me ofrecía cajetas y a otro que me entregaba cajitas de madera que él mismo hacía y pintaba. El disco me lo obsequió Leo, por eso cada miércoles y viernes oíamos juntos Unforgettable. Cuando Leo se reía me dejaba sin respiración, lo mismo cuando me decía “inolvidable” mientras la canción terminaba y él muy solícito con los ojos brillantes devolvía la aguja al borde del disco.
Leo era blanco y alto, tenía los hombros anchos, a veces su cara fina recordaba a San Antonio. Y para mí el parecido no era gratuito, aquello era el indicio celestial de que sería mío para toda la vida. Según mi abuela con él “mejoraríamos la raza”.
Y fui feliz hasta que conocí el placer. En aquella época yo no sabía que Nat King Cole era negro, tan negro y adorable como mi hijo, el mismo que abandonó el angelical Leo.
Ahora escucho a Nat King Cole cantando desde una computadora que nada tiene que ver con la consola de mi juventud, él canta claro y bello, una y otra vez sin que nadie mueva aguja alguna y de nuevo dan ganas de enamorarse. Y ya no hay pretendientes, pero la orquesta sigue allí, todos siguen tocando para mí por 3 minutos y 12 segundos cada vez, porque la canción sigue siendo la misma y él —más inolvidable y bello que nunca— canta como sólo los negros saben hacerlo.
Me encantó esta nota. Martha Cecilia Ruiz es especial. De eso no hay duda.
ResponderEliminarÁngelaSaballos
Este texto es encantador. Gracias, Martita Ruiz por esa pluma, o tecla.
ResponderEliminarÁngelaSaballos
Hola me gustaria saber como se llama la persona principal del cuento
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