2 de mayo de 2007

La historia del viejo Chichantlán

Tomado de Gustavo A. Prado: Leyendas coloniales. Ediciones del Club del Libro Nicaragüense, Managua, 1962.

No viene al caso la fecha porque ella no quita ni pone más o menos verosimilitud a la crónica que paso a referir.

Diz que esto ocurrió durante el período colonial en tiempos en que estas indias occidentales enviávanse galeones con más onzas de oro que granos podía haber en los graneros de Chinatlán.

Érase, pues, lo que ha sido siempre: la pluma para el plumario. Las partidas de Alfonso el Sabio para el escribano, y el día para albar a Dios. Santa Teresa de Jesús a quien crónicas y memorias llaman la doctora de Ávila, tenía un hermano llamado Francisco de Ahumada, bien entrado en años, cuando comienza el discurso de esta sin par historia y a quién dióle la santa el encargo de dotar a las tres catedrales de indias de tres culturas de la virgen santísima, bajo tres distintas advocaciones. Así: la del Carmen a Guatemala; la de la Concepción a León de Nicaragua; y la de Mercedes a la llamada ciudad de los virreyes de Lima.

El varón, refiere un antiguo manuscrito, dispúsose a cumplir el encargo de su hermana la santa, y enderezó proa hacia las indias, haciéndose a la mar con buen viento.

***
Cumplido el mandamiento en Lima y Guatemala, quedaba pendiente el de Santiago de los Caballeros de León e hísose con hinchadas velas a la mar, embarcándose en el puerto de Iztapa en donde es fama que don Pedro de Alvarado, comendador de la orden de Santiago y capitán general del reino, construyó las naos que sirvieron para acometer la empresa de conquistar las islas de la especiería.

Llegó al punto del Realejo y de aquí siguió su viaje a Chinantlán , en donde hizo alto para continuar al otro día su andanza.

Muy de mañana, aderezadas las cargas y caballeros en mula partía don Francisco de Ahumada, más es fama bien notoria , que la mula, al llegar a cierto punto negocia pasar y siendo en vano los ruegos y zurriagazos, Ahumada le dijo:
-Échele un terno, hermano, sin cuidado.
-Pues, así sea con el permiso de vuestra merced.

Y salió uno tan tremendo que la mula se estremeció y que hizo exclamar a Francisco:
-¡Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal!, no sigais, hermano, que puede llover fuego.

El animal quedose quieto. Pero vuelto a la carga, la tiró del cabestro e hísole mil diligencias y el animal estuviera todavía ahí si Dios “pugliese” darle largos años de vida.

-Hágase tu voluntad, Dios mío –dijo Ahumada- y tornemos a la posada que mañana será otro día.

Repitiese por varios días la salida buscando otras calles; pero el animal como si humano entendimiento hubiera, íbase a buen paso y deteníase en el mismo sitio.

La piedad y la superstición dieron en decir que la virgen no quería marcharse de Chichantlán y de acuerdo con el cura y con el permiso de Ahumada, se acordó que la Virgen quedase en Chichantlán . Procediéndose en seguida a levantar el templo.

Corrieron los años y la Virgen de la Concepción conocíase con el nombre de la Virgen del Viejo, haciéndose así referencia al viejo Ahumada que la trajo.

“Solo la Virgen del Viejo puede salvarte a tu hijo”, decían las mujeres.

“En la tempestad del Realejo salvaronse todos por que eran devotos de la Virgen del Viejo”.

Aquel viejo era Francisco de Ahumada, cuya barba blanca y florida recordabase junto con su bordón de peregrino. Referianse casos estupendos a la Virgen del Viejo. Refería una señora que estando sola, en los momentos supremos de dar a luz, invocó la misericordia de la Virgen del Viejo, apareciendo momentos después una mujer de rara belleza que la asistió con cuidadoso esmero, y al despedirse la señora agradecida la dijo:
-Dígame dónde vive usted para irla a ver en cuanto me levante.
-Pregunta por mi en la plaza y cualquiera te dará las señas
-y...¿Cómo se llama su Merced
-yo... María de la Concepción
La señora se levantó, fue a buscar ala divina comadrona; pero nadie le dio razón. Sin embargo, decía, ella me asistió y es natural que viva.

A veces el sacristán no podía abrir el camarín. Era que la Virgen estaba ausente. Al otro día hallabanse a los pies de la Virgen arenas y conchas del mar, calabazos con mantequilla y frutas que le obsequiaban en los Hatos.

Otra vez era según la mujer lavandera de oficios que jamás pudo reunir dineros suficiente para comprar una estampa de la Virgen, y una tarde, después de golpear afanosamente durante todo el día la ropa, al tornar a s casa, encontrase con que sobre la arandela de cera de la candela había hecha exactamente una lindísima escultura de la Virgen del Viejo.

***
Y pasaron los tiempos y vinieron otros que también se fueron, y la escultura famosa de Francisco de Ahumada, fue adquiriendo cada vez mayor relieve por sus milagros tan numerosos como las arenas del mar y las estrellas del cielo. Todo el mundo la conocía con el nombre de la Virgen del Viejo.

De esta manera el Chinantlán vino a ser el Viejo Chinantlán; algunos años después, llamose simplemente ele viejo.

De esta manera el alma mística del pueblo, ha mantenido en los siglos el recuerdo de Ahumada, llamándole primeramente el Viejo y enseguida para eternizar más el recuerdo llamó al pueblo de propia manera que el legendario Francisco de Ahumada.

4 comentarios:

  1. No sabía que había hecho crecer tan bonito todo por su barrio!

    Me permitr que agregue sus nuevos blogs a mi lista?

    Isabel.... su paisana del otro lado.. : )

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  2. Gracias. Me animó mucho ver que tenés publicados los blogs nicas.

    Claro que podés enlazarlos, no pidás permiso.

    Un saludo.

    R. Mendoza.

    PD. Busqué tu blog de Danza Divina y no lo encontré.

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  3. Le cerré porque desgraciadamente Wordpress no permite poner muchas de las cosas que tenía en mente. Blogger es más flexible en ese sentido... pero bueno, ya habrá otras ideas.

    Saludos, y muchas gracias, pondré los enlaces...

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  4. Entonces voy a buscar tus otros blog's. Espero que continues dándome tus opiniones.

    Gracias.

    R. Mendoza.

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