7 de mayo de 2010

El vientecito

Mercedes Gordillo

Durante las noches, acostada en mi cama, no podía dormir, tenía mucho miedo a la oscuridad. Si tenía sed prefería aguantarme. Si quería ir al baño mejor no iba. Si veía pasar una sombra, llamaba asustada a mi mamá, ella me decía suavemente:

– Todos los niños tienen un angelito que los cuida.

– ¿Y cómo es?, le preguntaba yo

– Chiquito como vos, anda desnudito, parece acabado de nacer, está en todas partes y no se ve.

– ¿Y camina?, pregunté curiosa.

– No, me contestó, porque él puede volar con sus alas abiertas.

Y me dormí con un vientecito delicioso, mirando una pluma que entró por la ventana.

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