rubén
darío
Eso de
linchamientos es cosa vieja.
Esto pasó en
la selva de Brocelianda.
Puck, iba
negro como un legítimo africano, pues se había ¡caído en el tintero de un
poeta.
Salió al
campo, y en cuanto una mariposa blanca le miró, se puso a gritar: ¡Socorro!
¡Socorro!, igual a una de las jóvenes norteamericanas cuya inocencia es atacada
por los negros del Sur, y vengada por la horca yankee, al eco de un humanitario
clamor victorioso.
No bien la
mariposa hubo pedido auxilio, la turba de gorriones que puebla los árboles,
los mochuelos atorrantes y las palomas pudibundas y amorosas, dijeron:
¡A ése!
¡A ése!,
trompeteó una rana desde su arroyo. ¡A ése!, dijo una reina de abejas,
asomándose a la puerta de su panal. Un escarabajo viejo, rodando su bola, dijo
también en voz baja: ¡A ése!
Perseguido
por las tropas de las veloses espíritus del bosque, perseguido aún por
emisarios de sus amigos los hados, iba en precipitada carrera Robin Buen
Chico, sin que nadie le conociese, por su obscuro disfraz de tinta, y por lo
veloz de su paso.
¡Soy yo,
amigos, amigos míos!, gritaba él.
Mas ninguno reconocía al
que puede tomar todas las formas, hasta la de un cangrejo asado, en un vaso; a
Puck el pícaro y jovial, que tiene el rostro de un niño y alas de libélula.
¿Qué
importaba que se le reconociese? El furor popular estaba en contra suya, y la
mariposa blanca, quejosa y ofendida, pedía el castigo del infame viejo.
Cerca de un
haya fue cogido el fugitivo por un bicho y una urraca.
¡A la horca!
¡A la horca!, fue el grito general.
No hubo ni
tribunal de amor ni consejo de guerra.
Las rosas,
los pájaros, los seres todos de la floresta, estaban contra el infeliz.
No había
cuerda para ahorcarle; pero el hada cruel que dio a Byron la cojera, se arrancó
un cabello cano, y con él colgó a Puck de un laurel casi seco.
No teman las niñas que
amen al dulce genio, querido y premiado por la amable madrina Mab y por el
celeste poeta Shakespeare.
Puck, aunque fue linchado
por negro libidinoso, en la selva de Brocelianda, vive todavía, sano, lindo,
bueno, cantador de canciones y recitador de versos.
Vive, porque, felizmente,
pasó por allí, donde él estaba colgado, un hada caritativa, que con las tijeras
con que cortó los vestidos de Cenicienta, cortó la cuerda de Puck.
El que público esta historia cree que la gente punk existía en la época de Rubén dario.El linchamiento de punk??????? Es el linchamiento de PUCK.no de PUNK
ResponderEliminarNo entiendo a qué se refiere tu comentario....
ResponderEliminarYo tampoco se a que quiere llegar con su comentario
ResponderEliminarHola podria decirme el mensaje del cuento?
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