Alejandro Bravo
La cara que van a poner los muchachos en la oficina cuando me
vean retratado en el periódico de mañana. Ojalá que
Chema se dé cuenta. La verdad que ya me estaba cansando el
papel de perro guardián en la oficina, que los muchachos me dijeran «Don
Ramirito» entre la burla y el miedo, que el hijo del dueño me
consultara algo y me palmeara la espalda como se acaricia a un perro fiel. Chema
siempre me decía que no ganaba nada poniéndome al lado de los patrones, que
estaba traicionando a los de mi clase y que el día que no me necesitaran me
iban a botar como chunche viejo. Si me viera ahora, sí supiera todo lo que he
hecho desde que se fue.
El responsable me dijo que estuvieron juntos en una escuela en la
montaña, que allá el seudónimo que Chema escogió era «Ramiro». Andaba perdido
esos días cuando discutía con él, le decía que no se metiera en nada, que
terminara su carrera para que pudiera ser alguien en la vida ya que yo no pude,
pero él ya estaba metido hasta donde no es con
el Frente, me decía que no me preocupara
pero por debajera seguía trabajando hasta que un día se fue dejándome una carta
donde lo explicaba todo. Seguro que a todos sus compañeros les va a enseñar mi
foto mañana que lea el periódico y lleno de orgullo les va a decir:
«este es mi papa» o por razones de seguridad se lo guarde en
silencio y cuando nadie lo vea derrame algunas lágrimas por su
viejo. A lo mejor cuando triunfe la Revolución le dan una beca para que
termine la carrera porque siempre fue buen estudiante.
Quisiera ver la cara de mi responsable que por viejo no
me creía socón cuando los demás le rindan el informe y le cuenten
el susto que se llevó todo mundo en el Banco cuando el señor canoso,
ensacado, sacó una pistola del maletín puso manos arriba a todos,
el montón de plata que recuperamos, la tuerce que a la salida iba
pasando un jeep de la guardia y se armó la balacera. Vé a don Ramirito van
a decir en la oficina, quien hubiera creído que andaba de
guerrillero. Cómo me duele el pecho hasta respirar me duele, este montón
de curiosos me está quitando el aire. Ojala que no venga a tiempo la
ambulancia, no quiero que me agarren vivo estos perros. Ojala que
Chema vea el triunfo y le cuente a sus hijos que tuvieron
un abuelo guevón.
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