16 de abril de 2013

Tribu de los "prestanalgas"


Omar D´ León

Hubo una vez, hace mucho tiempo, sobre el cinturón de los trópicos de este planeta azul, un lugarcillo habitado por la tribu de los “Prestanalgas”, llamada así porque fue gestada por el impulso evolutivo con el don sobresaliente de ser extremadamente nalgona o gluteona o culona, muy similar a la hormiga zompopo.
Al ser esta nalgatoria un don genético, se transformó en un atributo ornamental y en una cualidad de orgullo para la tribu y para el triunvirato de sus caciques de una mediocridad al cubo. Todos, sin excepción, inflados de vanidad se entregaron al compulsivo afán de imperios. Las ofrecían como lo mejor que el servilismo puede ofrendar. Y le dieron las nalgas al último de los imperios. Mas sucedió que este imperio rojo no duró como los “Prestanalgas” habían especulado, y este imperio invasor y esclavista se derrumbó sobre sí mismo, al igual que se derrite un cono de ice cream a pleno sol del mediodía.
Aterrada la desdichada o la dichosa tribu de los “Prestanalgas” con su triunvirato de caciques decadentes, se anonadaron de melancolía porque ya no tenían a quien prestarle las nalgas y se lamentaban entre ellos mismos como plañideras:
—¡Oh, desgracia!
—¿Y ahora a quién le prestaremos las nalgas?
Después de mucha tribulación desesperada por la falta de su hábito, se convencieron de que nadie iba a llegar en muchos siglos. Así que, como dice el refrán: “a falta de tortillas, buenos son panes”, sin pérdida de tiempo por el acumulado rezago, comenzaron, desaforados, a prestarse las nalgas entre sí mismos y en muy poco tiempo descubrieron que tal acto de servilismo era más sabroso entre ellos mismos que con los conquistadores e imperios del pasado.

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