Sergio Ramírez Mercado
El proceso del león duró catorce meses, al cabo de
los cuales la fiera fue condenada a muerte pero al final salvada por un decreto
presidencial de amnistía que cubrió también a reos de delitos comunes.
El león era un reo político.
Sucede que en los jardines de la casa presidencial
había una jaula de barrotes plateados, donde el león vivía desde que siendo un
cachorro fue obsequiado a S. E. por un grupo de amigos el día de su fecha
natalicia. El león creció allí enjaulado, allí desarrolló su melena y su gran
apetito pues devoraba una res entera a diario.
Un día el jefe de la policía de seguridad, que era
hombre muy sagaz, descubrió que el león podía ser un magnífico instrumento para
obtener confesiones y mandó que se construyera una estrecha jaula a la par de
la que ocupaba la bestia; allí comenzaron a meter a los presos políticos
remisos a prestar confesión a la par que dejaban sin comer al león. Los presos
se veían obligados a permanecer día y noche en guardia, replegados contra los
barrotes para evitar los terribles zarpazos.
Sucedió que uno de los presos se durmió y fue
devorado por el león, lo cual llegó a oídos de los organismos internacionales
humanitarios, como la OEA, la SIP, etcétera, cuyos boards pidieron a S.
E. una investigación y éste, muy extrañado por tales hechos repugnantes a la
idea de civilización, mostró su indignación mandando procesar al león.
La vista en el consejo de guerra fue muy complicada
y el león contó con una experta defensa, ya que personas no a identificadas le
buscaron los mejores abogados criminalistas de república; así y todo fue
sentenciado a muerte, pero en un gesto magnánimo S. E. le perdonó la vida como
ha quedado relatado y se le dio el jardín por cárcel para toda la vida.
Pasado el tiempo el león fue apermisado para salir
de su encirerro y andaba por entre las gentes, lamía las manos y los pies y si
algo le daban estaba contento. Y en una de sus andanzas, se encontró con el
testigo de cargo de su juicio y lo devoró, lo cual provocó un nuevo consejo de
guerra y así sucesivamente.
(Tropeles y tropelías)
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