25 de febrero de 2016

Tres minutos y 12 segundos

Por Marta Cecilia Ruiz

Adoro a Nat King Cole cuando canta
Unforgettable, como antes cuando el mundo no tenía fin y los días duraban un año. Entonces, en toda la casa se oía su voz saliendo de la consola café de patas torneadas, y una escuchaba aquél hombre y daban ganas de enamorarse. Recuerdo la vez que me llevaron el disco: fue para mi cumpleaños, me tomé una foto sosteniéndolo vestida con un traje celeste de organza y zapatos forrados con la misma tela, en los tiempos en que uno de verdad escogía sus zapatos. Yo los daba a hacer donde Chico Pineda. En esos días la casa estaba llena de pretendientes. Recuerdo a uno que siempre me ofrecía cajetas y a otro que me entregaba cajitas de madera que él mismo hacía y pintaba. El disco me lo obsequió Leo, por eso cada miércoles y viernes oíamos juntos Unforgettable. Cuando Leo se reía me dejaba sin respiración, lo mismo cuando me decía “inolvidable” mientras la canción terminaba y él muy solícito con los ojos brillantes devolvía la aguja al borde del disco.

Leo era blanco y alto, tenía los hombros anchos, a veces su cara fina recordaba a San Antonio. Y para mí el parecido no era gratuito, aquello era el indicio celestial de que sería mío para toda la vida. Según mi abuela con él “mejoraríamos la raza”.

Y fui feliz hasta que conocí el placer. En aquella época yo no sabía que Nat King Cole era negro, tan negro y adorable como mi hijo, el mismo que abandonó el angelical Leo.


Ahora escucho a Nat King Cole cantando desde una computadora que nada tiene que ver con la consola de mi juventud, él canta claro y bello, una y otra vez sin que nadie mueva aguja alguna y de nuevo dan ganas de enamorarse. Y ya no hay pretendientes, pero la orquesta sigue allí, todos siguen tocando para mí por 3 minutos y 12 segundos cada vez, porque la canción sigue siendo la misma y él —más inolvidable y bello que nunca— canta como sólo los negros saben hacerlo. 

3 comentarios:

  1. Me encantó esta nota. Martha Cecilia Ruiz es especial. De eso no hay duda.
    ÁngelaSaballos

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  2. Este texto es encantador. Gracias, Martita Ruiz por esa pluma, o tecla.
    ÁngelaSaballos

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  3. Hola me gustaria saber como se llama la persona principal del cuento

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