16 de abril de 2013

Alicia


Carlos Sánchez Castillo

La familia es el órgano fundamental para que nuestros niños y niñas se consoliden en el amor, respeto, honestidad y libertad. Cuando una persona carece de estos valores que a su vez aglomeran a muchos otros, entonces se crea una vida en desórdenes emocionales, sociales, físicos y hasta espirituales, que a su vez, transmiten a futuras generaciones todos los problemas generados por éstos desórdenes, y las consecuencias se traducen en jóvenes metidos en el alcohol, en la drogadicción, prostitución y, peor aún, en diferentes tipos de violencias, abusos y acosos, entre ellos “El acoso Sexual” que es el asunto en el que gira el siguiente cuento. 
 
 ¡Qué mala onda, se acabó el recreo! …ahora vamos con ese viejo de matemáticas que es un gran morboso. ¡Son las diez, a penas; dos horas con ese señor!, aunque prefiero eso antes que el infierno de mi casa. ¡Qué decepción! ¡Qué decepción!... pero bueno, ni modo, tendré que entrar a clases, porque si me quedo en las bancas la supervisora me expulsa, y ya me imagino a mi “mama” pegando gritos como loca, ¡Ay no! y todavía Roberto me dijo que me fuera con él después de clase pero, tengo miedo, si mi “mama” se da cuenta me mata, y además, no sé qué pueda pasar si me veo a solas con él, aunque me trata como la princesa que nunca fui, como el padre que nunca tuve. Realmente no estoy segura de lo que siento por él; me hace sentir bien, me gusta, pero no creo estar enamorada. Él me dice que soy su niña linda, que  le parezco muy tierna… pero, tiene treinta y dos años, y yo a penas dieciséis, ni siquiera sé si está casado, o si tiene hijos pero, no creo porque; siempre me llama, me regaló este celular y me pasa escribiendo todo el día…

¡Piensa, piensa, piensa! ¿Me voy con él después de clase, o…? ¡Ay no sé! Roberto me trata bonito pero también me dice muchas cosas de sexo y yo no me siento preparada aunque, no niego que me hace sentir cosas raras, como con ganas pero, ¡ala! cómo voy a perder la virginidad ahorita, tan joven, ni siquiera he terminado la secundaria, y con este viejo de matemáticas, quién sabe si pase el año. Mi “papa” que fue pastor, siempre nos enseñó que el sexo es un regalo de Dios y que se debe disfrutar hasta el matrimonio. Aunque… qué ejemplo puedo esperar de ese miserable que lo único que hizo fue “pegársela” a mi mama y dejarnos como “mierdas” desamparados. Mejor ni lo recuerdo porque me lleno de rabia y de resentimiento… Él es el causante de todas nuestras desgracias,  ojalá y se muera, total, no habría diferencia.

¡¡¡¿Entonces?!!! ¿Me voy o no me voy?… qué me puede pasar o, qué puedo perder, no tengo nada bueno; mi mama seguro está esperando que me busque un hombre para que me largue de la casa —como Yasser y Memo que para nada sirven—, y si ellos se buscaron sus mujeres y están “en los Estados” sin papeles y sin acordarse de ella, por qué no puedo hacer lo mismo. El único que medio se preocupa por nosotros es Mauricio pero ése en vez de progresar se fue a desgraciar la vida, todavía se lo dijo mi abuela que las mujeres “Ticas” son malditas, y ni hablar del menosprecio por ser nicaragüense en ese país.

¡Qué bonita familia la de nosotros! Así que, de qué me preocupo. Si algo me pasa, nadie lo va a notar. Ya lo decidí, le voy a mandar un mensaje a Roberto, que sí, me voy a escapar con él después de clase… ¡Y ya me voy para la sección que allá viene ese viejo panzón y morboso, que solo para estarme viendo el trasero sirve!

 — ¡Hola “ticheerrr”!. —Siempre lo saludo con ironía y media coqueta. No me cae bien el viejo, pero tal vez “pelándole el diente” me pasa—.

—Mi ¡¡Deliciaaa!! ¿Ahora si estudió para la prueba?

—…“Alicia” profesor, y pues, ¡Ay! hice el intento pero, realmente, no me sirvió de nada. —¡Diosito se me olvidó que había prueba!—

—Al menos, no soy la única “caballa” “Jaja”.

—Para bandida si sos ¡bien buena!; todo tiene solución en esta vida, “chavala”. ¿No creés?

— ¡uhmm! Si, “quizássss”.

 Mejor me voy a sentar antes que me siga diciendo cosas subliminales, este viejo horroroso.

            — “Alagrande” ¡Ideay!  ¿…y mi silla?

                        Lo que me faltaba; seguro se metieron a la hora de recreo estos “hp” de la otra sección y se llevaron mi silla. ¡Y ahora qué, si ya todos están sentados!, no estudié ni “miércoles”, definitivamente estoy maldita, ¿Qué hago? ¿Qué hago?

            —Ya regreso.

            — ¿A dónde vas, si ya vamos hacer la prueba?

            —Al “bañoooo”.

            —…y para qué llevás el bolso, al baño.

            —Bueno pues ya se imaginará,… ¡ya regreso!

 ¡Qué bien!, ¿Qué se supone que debo hacer ahora? Regresar al aula, ni loca. ¡Soy una estúpida! Si todavía tengo el descaro de venir a clases es por mi “mama”, si por mi fuera, hace tiempo que me hubiese puesto a buscar que hacer. Creo que lo único bueno que tengo es Roberto. Me gustaría que me llevara con él, aunque no sé ni dónde vive, no conozco a su familia; siempre me dice que vive solo, pues porque aún no ha encontrado a la persona ideal. Yo le temo al amor, la verdad es que no quiero que me lastimen, pero no hay de otra; aquí la mujer que no “se pone las pilas” después de un tiempo, estorba —según mi ilustre madre—.

            Me tocará escribirle a Roberto para que me llame; quizás me endulce la mañana al menos por un segundo, aunque lo veo difícil; con estos baños que apestan, y las chismosas que parecen zopilotes; como que no sintieran “el gran tufo”. Ojalá no tarde en repicarme que ya me quiero ir de aquí.

            — ¡Aló!

            — ¿Cómo está mi pequeña princesa? Justamente estaba por llamarte.

            — ¿En serio? Que bueno, te cuento que lo pensé bien; y sí, escapémonos hoy, pero con la condición de que no regresemos noche,  ya vez cómo se pone mi “mama”, hasta “zorra” me dijo la vez pasada que llegamos a las seis.

            — Sabes nena, me muero por las ganas de verte, y darte esos besitos que tanto te gustan. Es que sos bien apasionadita, y eso me vuelve loco “Jeje”

   Ah “siiip” pero no más que vos. ¿Por qué no vienes ya, por mí? ¿A dónde iremos?

   ¿Le pasa algo a mi bebé? Es que, te escucho toda deprimida, sabes que puedes contarme tus problemas, porque siempre vas a encontrar en mí una palabra de aliento y apoyo. ¿“Okey”?

   Estoy muy triste, amor. Nada me sale bien, estoy harta de mi misma, de todo el mundo. A veces no sé ni porqué nací, lo peor es que, el cariño y  afecto que deberían darme en la casa lo recibo de un extraño. Te agradezco eso. Ya quiero verte, tus abrazos, besos y caricias aunque a veces eres “muy caliente” “jeje” me hacen sentir amada. A pesar de que no sé casi nada de vos, estoy consciente que me quieres. “Llevame” a donde vos querrás, y si querés ni regresemos, total a nadie le importo…”

No hay comentarios:

Publicar un comentario