Carlos
Sánchez Castillo
La familia es el órgano fundamental para que nuestros
niños y niñas se consoliden en el amor, respeto, honestidad y libertad. Cuando
una persona carece de estos valores que a su vez aglomeran a muchos otros,
entonces se crea una vida en desórdenes emocionales, sociales, físicos y hasta espirituales,
que a su vez, transmiten a futuras generaciones todos los problemas generados
por éstos desórdenes, y las consecuencias se traducen en jóvenes metidos en el
alcohol, en la drogadicción, prostitución y, peor aún, en diferentes tipos de
violencias, abusos y acosos, entre ellos “El acoso Sexual” que es el asunto en
el que gira el siguiente cuento.
¡Piensa,
piensa, piensa! ¿Me voy con él después de clase, o…? ¡Ay no sé! Roberto me
trata bonito pero también me dice muchas cosas de sexo y yo no me siento
preparada aunque, no niego que me hace sentir cosas raras, como con ganas pero,
¡ala! cómo voy a perder la virginidad ahorita, tan joven, ni siquiera he terminado
la secundaria, y con este viejo de matemáticas, quién sabe si pase el año. Mi “papa”
que fue pastor, siempre nos enseñó que el sexo es un regalo de Dios y que se
debe disfrutar hasta el matrimonio. Aunque… qué ejemplo puedo esperar de ese
miserable que lo único que hizo fue “pegársela” a mi mama y dejarnos como
“mierdas” desamparados. Mejor ni lo recuerdo porque me lleno de rabia y de resentimiento…
Él es el causante de todas nuestras desgracias, ojalá y se muera, total, no habría diferencia.
¡¡¡¿Entonces?!!!
¿Me voy o no me voy?… qué me puede pasar o, qué puedo perder, no tengo nada
bueno; mi mama seguro está esperando que me busque un hombre para que me largue
de la casa —como Yasser y Memo que para nada sirven—, y si ellos se buscaron
sus mujeres y están “en los Estados” sin papeles y sin acordarse de ella, por
qué no puedo hacer lo mismo. El único que medio se preocupa por nosotros es
Mauricio pero ése en vez de progresar se fue a desgraciar la vida, todavía se
lo dijo mi abuela que las mujeres “Ticas” son malditas, y ni hablar del
menosprecio por ser nicaragüense en ese país.
¡Qué
bonita familia la de nosotros! Así que, de qué me preocupo. Si algo me pasa,
nadie lo va a notar. Ya lo decidí, le voy a mandar un mensaje a Roberto, que sí,
me voy a escapar con él después de clase… ¡Y ya me voy para la sección que allá
viene ese viejo panzón y morboso, que solo para estarme viendo el trasero
sirve!
—Mi
¡¡Deliciaaa!! ¿Ahora si estudió para la prueba?
—…“Alicia”
profesor, y pues, ¡Ay! hice el intento pero, realmente, no me sirvió de nada. —¡Diosito
se me olvidó que había prueba!—
—Al
menos, no soy la única “caballa” “Jaja”.
—Para
bandida si sos ¡bien buena!; todo tiene solución en esta vida, “chavala”. ¿No
creés?
—
¡uhmm! Si, “quizássss”.
— “Alagrande” ¡Ideay! ¿…y mi silla?
Lo que me faltaba;
seguro se metieron a la hora de recreo estos “hp” de la otra sección y se
llevaron mi silla. ¡Y ahora qué, si ya todos están sentados!, no estudié ni “miércoles”,
definitivamente estoy maldita, ¿Qué hago? ¿Qué hago?
—Ya regreso.
— ¿A dónde vas, si ya vamos hacer la
prueba?
—Al “bañoooo”.
—…y para qué llevás el bolso, al
baño.
—Bueno pues ya se imaginará,… ¡ya
regreso!
Me tocará escribirle a Roberto para
que me llame; quizás me endulce la mañana al menos por un segundo, aunque lo
veo difícil; con estos baños que apestan, y las chismosas que parecen zopilotes;
como que no sintieran “el gran tufo”. Ojalá no tarde en repicarme que ya me
quiero ir de aquí.
— ¡Aló!
— ¿Cómo está mi pequeña princesa?
Justamente estaba por llamarte.
— ¿En serio? Que bueno, te cuento
que lo pensé bien; y sí, escapémonos hoy, pero con la condición de que no
regresemos noche, ya vez cómo se pone mi
“mama”, hasta “zorra” me dijo la vez pasada que llegamos a las seis.
— Sabes nena, me muero por las ganas
de verte, y darte esos besitos que tanto te gustan. Es que sos bien
apasionadita, y eso me vuelve loco “Jeje”
— Ah
“siiip” pero no más que vos. ¿Por qué no vienes ya, por mí? ¿A dónde iremos?
— ¿Le
pasa algo a mi bebé? Es que, te escucho toda deprimida, sabes que puedes
contarme tus problemas, porque siempre vas a encontrar en mí una palabra de
aliento y apoyo. ¿“Okey”?
— Estoy
muy triste, amor. Nada me sale bien, estoy harta de mi misma, de todo el mundo.
A veces no sé ni porqué nací, lo peor es que, el cariño y afecto que deberían darme en la casa lo
recibo de un extraño. Te agradezco eso. Ya quiero verte, tus abrazos, besos y
caricias aunque a veces eres “muy caliente” “jeje” me hacen sentir amada. A
pesar de que no sé casi nada de vos, estoy consciente que me quieres. “Llevame”
a donde vos querrás, y si querés ni regresemos, total a nadie le importo…”
No hay comentarios:
Publicar un comentario