8 de abril de 2013

Michín


Pablo Antonio Cuadra
Como el bote tenía un agujero, sentaron al niño Michín sobre el agujero y fueron viajando. Allí está que, en llegando, el niño salta al fango de la orilla y todos le ven cola de sapo. Y Michín ya se queda allí, desaparece, y va en busca de nada.

—¿Y qué? —Dije yo.

—Pues nada. Es peje ya Michín.


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