4 de abril de 2013

Perlita la única


Adriana Dorn Rodríguez

En la pequeña tienda de mascotas “Hogar Animal” la rebeldía tenía un nombre: Perlita.

Perlita era una cachorrita bien distinguida. Viniendo de una camada de cinco hermanos completamente negros ella salió negrita con patitas blancas y muuuy necia. Con el tiempo, sus hermanos fueron desapareciendo en manos de personas mientras ella simplemente era ignorada por sus patitas blancas y su falta de quedarse quieta. Perlita no era de culpar, simplemente era diferente.

Doña Lupe, la dueña de la tienda, adoraba a Perlita. Desde que la vio le llamó mucho la atención, pero no por sus patitas blancas, sino porque era la rebelde de todos sus hermanos. Perlita se apartaba y exploraba todita la tienda, oliendo, lamiendo, probando, mordiendo, rompiendo, apartando y ladrándole a todo lo que se le cruzaba en su camino. Doña Lupe a veces se encontraba con su tienda regada de un sin número de cosas y pobre Perlita llena de quién sabe qué cosa.

“¡Ay Perlita, sos un caso! ¡¿Qué voy a hacer con vos?! gritaba doña Lupe al ver el desastre. Pero Perlita la quedaba viendo con ojitos de “yo no fui” y se iba a sentar en la alfombra de la tienda que decía “Bienvenidos” a esperar nuevos clientes. Perlita solo quería aprender y descubrir cosas nuevas a su manera.

“Parece que sólo yo te entiendo Perlita. Las personas no te quieren porque la costumbre es tener perritos completamente negros o completamente blancos y nada de gris. La gente tiene miedo en ir contra lo que se acostumbra, pero yo sé que eres muy especial”, le dijo doña Lupe sonriendo.

Pasó el tiempo y doña Lupe empezó a observar a Perlita. Se dio cuenta que a pesar de lo rebelde, Perlita era muuuuy coqueta. Brincaba y botaba los perfumes para perros y los mordía hasta abrirlos sólo para revolcarse en el aroma. Pasaba la mañana lamiéndose las patitas para que estuvieran bien peinaditas y sedosas y luego se montaba en la pecera al lado de la vitrina para que la gente la viera.

“¡Ping! ¡Ya sé Perlita ven acá!” Doña Lupe agarró a Perlita y empezó a pulirla. Le cortó el pelo, la bañó, la secó, la peinó, le puso lacitos en las orejitas, un collar con brillantitos y no podía faltar el perfume. ¡Gran talento el que tenía doña Lupe! ¡Perlita se vio en el espejo y se volvió loca! Posando de todas las maneras viéndose cada ángulo y ladrando de la emoción. Corrió hacia la vitrina montándose nuevamente en la pecera y empezó a posar como lo hizo frente al espejo, la gente también se volvió loca.

Al día siguiente doña Lupe tenía la tienda llena de personas con sus perros pidiendo el mismo corte de Perlita, algunos incluso pidiendo que les tiñeran las patitas en blanco. “No puedo darle el mismo corte de Perlita y mucho menos las patitas blancas porque todos los perros son diferentes, pero sí prometo resaltar la belleza única que tiene cada uno de ellos”, explicó doña Lupe, y así fue.

Doña Lupe estaba llena de trabajo y muy contenta. De repente escuchó a Perlita ladrar encima de la alfombra y vio que un hombre alto, delgado y muy elegante la acariciaba. “Buenas tardes, mi nombre es Feliciano Montegro y soy experto en tiendas de mascotas, tengo 56 tiendas alrededor del mundo. He visto cómo Hogar Animal se ha vuelto una sensación y me gustaría comprar y expander Hogar Animal usando a Perlita como imagen de la marca”, dijo el Sr. Montegro.

Perlita y doña Lupe se quedaron viendo con ojos de sorpresa, ¡no lo podían creer! Pero Perlita bajó la cabeza y se sentó al lado de doña Lupe. Doña Lupe sonrío y sabía exactamente lo que debía decir:

“Muchísimas gracias Sr. Montegro, lo que usted nos ofrece es una gran oportunidad y cualquiera moriría por aceptarla, pero tendré que decir que no. Hogar Animal es mi vida, me hace feliz, mejor dicho, NOS hace feliz, y venderla sería el peor error. La felicidad no se vende ni se compra”. El Sr. Montegro les sonrío y se fue de la tienda.

En cuestión de meses Hogar Animal se convirtió en la tienda de mascotas más popular del país gracias a Perlita. Su rebeldía y sus patitas blancas motivaron a doña Lupe en mejorar la tienda de mascotas e hicieron que los clientes aceptaran las diferencias rompiendo las viejas costumbres.

“Perlita, la belleza viene en diferentes formas y tamaños y fue tu belleza interior la que me cautivó y tu belleza inusual la que hechizó a todos mis clientes; yo sabía que eras especial”, expreso doña Lupe.

En la gran tienda de mascotas “Hogar Animal” el éxito tenía un nombre: Perlita.

 

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