Dale play, y que corra el video. Vos querés ser Meg
Ryan, “Pamela”, amante de Jim Morrison. Es tu símbolo, tu diferencia. Sos el
personaje vacío que va de principio a fin en toda la película haciendo
comentarios muy importantes. Eres típico. Respetas la opinión de terceros, no
tenés argumentos ni destrezas para debatir. Jugás a pasear con los vampiros sin
abandonar el agua bendita. Tu cuerpo es digerible, se lo come cualquiera y te
escupe al piso, saliva evaporada. Sos mentira, no podés con vos mismo, sos
nada, el apéndice llamado actor secundario. Vos sos el bueno, el que se amarra
bien los zapatos y prepara la cena. A vos te espero en tu infierno personal, el
enfermo orden aberrante llamado control. Control el que simulás, mantenés
limpia la casa porque no podés arruinarte, no tenés cojones para arruinar tu
vida. Creeme, me encantaría que fuera como vos decís, creeme, de veras, de
veras me gustaría mucho, pero sábelo, no es así. No somos así, buenos, somos
oscuros, terribles, ridículos. ¿Querés opinar? Dale, hacelo, a nadie le
importa. Publicalo en el periódico. Es lo mismo. Sombra. Contraste de lo que
odias, complemento. Probalo, sé que no podés, no podés. Tu título, tu cargo,
eso es nada, Nada te digo. Cualquiera es titulado. Tu carro no es tan nuevo. Tu
oficina no es tan grande. Perdón, no tenés oficina. Bravo, tenés empleo, ¿a
dónde te envío la medalla? Imbécil. No tenés la menor idea. Sos un trauma
convertido en ciudadano, el número cero que todo el mundo pone a su izquierda.
Ya vienen las elecciones. Podés votar, si querés. Da igual. ¿Queres promesas?
Toma tus promesas. Yo te asfalto tu calle, contigo debajo. Hacenos un favor,
dona tu cuerpo a la ciencia que vivo consume demasiado oxígeno. Estorbo.
Realmente eres tierno, todavía recordas tus años de juventud. Alégrate, sos un
recuerdo andante. Petróleo en potencia, abono a corto plazo. Todos supimos de
Santana. ¿So what? El pobre no tuvo las agallas de la sobredosis llamada
inmortalidad. Ahora sos alternativo. Ahorita mismo te digo dónde vi alguien
vestido igualito que vos. Decime, ¿ya tenés hijos? Pobres de ellos. Deberías
degollarlos para que no sigan soportando al absurdo llamado progenitor que
decís ser. Toma, así, ponétela contra el cielo en la boca y jala el gatillo.
Será rápido, te lo prometo. ¿Listo?
Libro de cuentos Holanda /1ª. Edición/Managua 2006
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