Lizandro Chavez Alfaro
Desde que nací, o desde que tengo uso de razón, me está diciendo que yo nací para mandar; que el país me necesita como yo lo necesito a él. Yo era muy niño (ahora tengo trece años y hace mucho tiempo dejé de ser niño); me puso un juguete en las piernas y dijo que yo había nacido para mandar. Lo recuerdo como si hubiera sucedido hoy: él andaba con uniforme de gala blanco: un grueso cordón de seda amarilla le colgaba del hombro izquierdo y medallas de todos colores en el pecho.
El
juguete era de lata y echaba chispas: un tanque tipo M-103. Pero esta mañana se
puso serio conmigo porque le ordené al soldado que estaba de guardia en el
jardín que metiera la bayoneta entre los barrotes de la jaula. Al principio, el
raso no quería obedecer; tal vez no recordaba que soy coronel. Después, lo
hizo. Cuando le dijeron lo que había sucedido, vino y me miró como nunca me
había mirado. No sé por qué. Me quiere mucho y siempre me deja hacer lo que
quiero. Creo que ya se le pasó. Tiene tanto que hacer que de seguro ya se le
olvidó.
Desde
aquí lo veo parado junto a una de las jaulas; ah, están metiendo a otro. Antes
yo no sabía lo que era un enemigo, hasta que me lo explicó y me hizo sentir lo
mismo que él siente por ellos. A veces, me cuesta dormirme por pensar en esas
cosas. Eso me sucedió anoche, aunque también es cierto que el león (el puma,
quiero decir) estuvo rugiendo mucho. Creí que era porque está recién llegado.
Lo agarraron en una de las haciendas que tenemos allá por el norte de la
república; no me acuerdo cómo se llama la hacienda; nunca puedo recordar los
nombres de todas. Él me ha dicho cuántas son –creo que cuarenta y tres-, pero
no puede retener los nombres. (Con este puma ya son siete las fieras que
tenemos en el jardín).
A
mi papá le gustan mucho, y yo creo que hasta las quiere; cuando menos, le
divierte darles de comer. A cada una le ha puesto nombre. El puma se llama
Nerón. Al principio no quería que se supiera que tiene su colección de fieras,
pero de todos modos se corrió la noticia por todo el país. Hace poco permitió
que en uno de sus periódicos –creo que fue en La Estrella que
es el más importante—publicaran un reportaje. Tenía muchas fotografías: se
llamaba Admirable zoológico en casa presidencial. ......
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