27 de enero de 2016

Él

Rodrigo Peñalba Franco.
 
I like you. /1 like you. You are a wonderfulperson. I'm full of enthusiasm. I'm goingplaces. I'11 be happy to helpyou. /Iam an important person. Would you like to go come home with me?
(Mensaje oculto dentro del empaque comercial de Ok Computer, Radio head, 1997)
 
Dientes blancos y labios simétricos ligeramente más rosados que su tono de piel. Ojos de contacto, del color que combine con la corbata. Peinado ejecutivo, siempre exacto y fresco, línea de corte definida milimétricamente. Él, él tiene un contrato con tu nombre escrito al pie, sólo esperando tu rúbrica. Saco negro, cortado a la medida, con la banderita de la compañía en un broche pinchado en la solapa. Camisa color uniforme. Zapatos cerrados, mocasines planos y perfectos como ataúdes caros. Los pliegues de pantalón alineados paralelos a la vertical de su columna vertebral. En las manos los anillos de universidad y matrimonio. Reloj exacto y elegante. No necesita saber la hora, él comanda el tiempo. No necesita efectivo ni tarjetas de crédito. Los cheques llegan sellados y certificados. No conoce de letra manuscrita, sólo órdenes. Los recursos humanos son herramientas, y él el ingeniero. Su palabra es garantía comercial. Tu apellido no le importa. Él es perfecto y sin límites. Él no negocia. Aceptar o desaparecer es su praxis con terceros. Él quiere hablar hoy contigo. Él es sumamente importante. Él escoge el lugar de reunión, y como agradecimiento a su tiempo, has de pagar la cuenta, un detalle comparado a lo que él desea firmes. Él desea salvarte, tomar tu alma y llevarla a un mejor lugar. Los bienes materiales, efímeros, están dentro del documento. Lo que quieras, lo tendrás. Lo único que tienes que hacer es firmar. Si ya eres ateo, no has de tener problemas por darle valor legal a un título valor equivalente al monto económico que representa tu sustancia a esta persona. Si eres religioso, piensa que él viene a ser una especia de asesor de Dios, un encargado de aligerar la carga de tu vida para que llegues directo a la tierra prometida. No temas. Firma. La vida, la vida que es la vida, tan corta y lista para servir en única porción, no te dará más chances como éste. Él quiere hablar contigo. Él no tolera evasivas. Si fallas te buscará. Tu número de teléfono o tu cuenta bancaria. Lo que hacen tus amigos, los sellos de aduana en tu pasaporte, historia crediticia, bienes inmuebles. Él lo sabe todo. Sabe que estás leyendo sobre él, que buscas informarte, pero no le hallarás de ese modo. Recibirás una llamada. No lo pienses dos veces. ¿No te parece justo este trato? Contesta y acepta su llamado. Ven, firma con él. El futuro es incierto, y él trae luz, esperanza, certeza. Anda, firma, y sé feliz. (Si fallas te buscará.)
 
Libro de cuentos Holanda /1ª. Edición/Managua 2006

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